jueves, 26 de enero de 2012

Acoso sexual


Cuando a veces me topo con gente que piensa que las mujeres hacemos demasiado escándalo aveces por cosas insignificantes y que en realidad exageramos con tanta importancia que le damos al tema de la equidad, que para que tanto “pleito” si ya somos iguales hombres y mujeres, o el típico: “¡hay ya!, ¿Que más quieren?” o para quienes ponen cara de desacuerdo cuando les digo que las mujeres somos una población vulnerable les cuento la siguiente historia.
Hace unos días una joven de 28 años de nombre Nancy Rojas Pastelín vivió una pesadilla por la que ninguna mujer debería de pasar. Recién mudada a un nuevo departamento en la Ciudad de México, un hombre del edificio de enfrente la empezó a acosar, la espiaba por una ventana, cada vez que ella salía a su balcón el tipo hacía ruidos como si se estuviera masturbando y últimamente cada vez que salía de su edificio el señor le decía cosas como: “que buena estás”, “mamacita” y demás agresiones. Por esta razón decide ir a poner una denuncia y ohhh sorpresa se encuentra con un MP que le dice que “no podía hacer nada porque él (el agresor) estaba en propiedad privada” y que nadie la obligaba a ver hacia donde él se encontraba, también le dijo que sólo había recibido “piropos fuertes” y que tenía que esperar a que la agrediera físicamente, “que me amarre, que me pegue o que me viole para que ellos puedan hacer algo”. Ya desesperada decide hacer un video sobre su caso y difundirlo en las redes sociales, para denunciar tanto al sujeto que la estaba agrediendo, como a las autoridades que finalmente más allá de ayudarla la violentaron aún más con esa respuesta y la dejaron completamente vulnerable ante una situación de peligro. 
Al ver el vídeo en internet pude percibir el miedo y la desesperación de esta mujer pidiendo ayuda, admiro mucho la fortaleza que tuvo de hacerlo y ojalá quede como lección para otras que han vivido o viven la misma situación, el acoso sexual es un delito.Y cuando digo delito es porque el pleno de la Cámara de Diputados aprobó reformas al Código Penal Federal por las cuales se sanciona hasta con cuatro años y medio de cárcel, claro que por ser considerado como un delito “no grave” la persona tiene derecho a salir bajo fianza pero el punto aquí es, que es un delito y debe entenderse como tal, la Ley General de Acceso De las Mujeres a Una Vida Libre de Violencia inclusive tiene un estatuto de poder solicitar una orden de “no acercamiento”. Aquí lo desafortunado es que como sociedad tendemos a minimizar el acoso sexual, a menos que no exista una violación o un intento de hacer daño, se le da poca importancia, a las mujeres inclusive se nos tacha de exageradas y pues ante esto lo más probable es que nos quedemos calladas, o que aceptemos como “natural” que el caminar en la calle, subirse al metro, subirse a un taxi, tomar el camión, etc etc, será motivo de que a lo mejor seremos violentadas. Las mujeres somos vulnerables con sólo salir a la calle. 
También sé que el hecho de que existan leyes que sancionan este tipo de prácticas, no quiere decir que se haga uso de ellas y a menos que existan casos como el de Nancy quién se atrevió a alzar la voz, la realidad es que muchas mujeres tienen que esperar precisamente a que les hagan daño para que entonces sí la autoridad actúe. 
Mujeres entendamos que nadie, nadie tiene derecho a violentarnos, nadie tiene derecho a decirnos “mamacita”, esos “piropos” fuertes, moderados o leves son un tipo de violencia, las mujeres no deberíamos de sentirnos vulnerables cada vez que salimos a la calle, sin embargo la realidad es que la mayoría de las veces estamos expuestas a que alguien nos violente de alguna u otra manera. ¿Que pasa cuando una mujer pasa al lado de un grupo de hombres? Generalmente voltean “a ver que tal está”, si está “buena” (lenguaje masculino), o se le quedan viendo a las parte del cuerpo que más les gustó, o llegan inclusive a “piropearla”. ¿Quien les dijo a los hombres que eso está bien?, ¿Quién les dijo que a las mujeres “nos encanta” que nos desnuden con la mirada?, bueno y ¿Quién les dijo que chiflar o piropear NO es violencia? Estamos frente a un problema serio y que pasa día a día en lo cotidiano, ¿Cuantas veces no hay algún compañero en el trabajo que nos hace sentir incómodas?, ¿Cuantas veces hemos sentido miedo de pasar por tal lugar caminando?, ¿Cuantas veces se nos responsabiliza de recibir este tipo de acosos por la ropa que llevamos puesta?. 
El daño psicológico que esta situación le ha causado a Nancy o a cualquier mujer en su lugar es profundo, al final si fue atendida por las autoridades después de que el video fue visto por miles de personas, las/los servidores públicos que no la atendieron ya fueron removidos del cargo, su caso ya está en proceso de investigación y aunque ella logró mucho por no callarse, lo último que leí es que va a cambiar de domicilio por su seguridad, seguramente el tipo saldrá libre bajo fianza y será un proceso penal largo. Esto sin duda cambió su vida, cambia la vida de muchas mujeres y debe ser visto como algo serio ¿Acaso los hombres están igual de vulnerables que nosotras al salir a la calle?, ¿Ellos tendrán que pensar dos veces que pantalón ponerse porque no vaya a ser que en el trabajo alguien los haga sentir incómodos?, ¿Tendrán que pensar que ponerse dos veces porque van a tomar el camión y no quieren que les falten al respeto? Yo diría que NO. Mi respeto y admiración a las mujeres que no se quedan calladas, exijamos ser escuchadas, no toleremos ningún tipo de violencia, por más insignificante que pensemos que sea, si te incomoda, seguramente estás viviendo algún tipo de acoso sexual.

sábado, 21 de enero de 2012

"Calladita te ves bonita"


El fin de semana salí con mi esposo y unos amigos/as a un antro, todo marchaba de lo más normal cuando de repente, a lo lejos veo a dos chavas empezar un pleito tal,  que las personas que estaban con ellas y los de seguridad tardaron más de 5 minutos en poderlas separar, se agarraron tan fuerte del cabello una de la otra que entre más la separaban, más se lastimaban. Empezaron a llegar amigos y amigas de ambas a intentar separarlas y también a armar más pleito. Por fin las lograron separar pero las tenían que detener entre sus amigos porque querían más pleito. A una de ellas la sacaron y con ella también salió su gente. La otra permaneció dentro, aunque no por mucho pues como a los 10 minutos salió con su gente también, me imagino a encontrarse afuera aunque no lo sé con seguridad.
¿A donde quiero llegar con esto? Bueno, en el mundo masculino al expresar el enojo, la frustración, la rabia o prácticamente cualquier sentimiento es permitido hacerlo con violencia, a los hombres se les ha enseñado que no está mal usar los golpes, los gritos, los insultos etc, etc, para canalizar su ira. De hecho hay quienes aplauden estas prácticas y entre más pleitos han acumulado a lo largo de su vida, más “hombre” es. Inclusive es común ver pleitos entre hombres en algún bar o antro, casi siempre “defendiendo el honor de alguna dama” o algunas veces solamente porque lo voltearon a ver feo y punto. Yo cuando escucho historias de algunos amigos que cuentan como se peleaban o cuantas veces “les buscaban pleito”, algunos tiro por viaje era casi cada fin de semana agarrarse a trancazos me cacho pensando que es de lo mas "normal" y hasta me divierte escuchar sus "pato aventuras". Socialmente a los hombres se les exige ser fuertes, valientes, asertivos, activos y por supuesto que sepan defenderse, esto es parte del rol que les ha tocado vivir y si bien hay hombres que por supuesto no podemos encasillar con estas características el punto es que han crecido bajo la idea de que "los hombres no lloran" y "los hombres deben saber defenderse" independientemente de que si lo apliquen o no a su vida.
Por otro lado están los roles femeninos, a las mujeres se nos ha dicho todo lo contrario. Las mujeres deben ser pasivas, tranquilas, sumisas, etc, etc. "Las niñas bonitas no se pelean". Para las mujeres es mucho más difícil poder expresar el enojo, la ira, la frustración porque socialmente se nos exige siempre poner una buena cara, no es bien visto una mujer que se defienda, una mujer que exija sus derechos, una mujer que sepa expresar cuando algo no le parece ya que lo que se espera de ser una "buena mujer" es quedarse callada, "calladita te ves más bonita".
Un estudio de la Universidad de Yale reveló que después de mostrar diferentes vídeos  en el cual hombres y mujeres actuaban de diferentes maneras aplicando para un trabajo específico que en el caso de los hombres que se mostraban "agresivos",  "asertivos" o "enojados" fueron evaluados muy por encima de las mujeres que se mostraban de la misma manera. El resultado fue que una mujer que se muestra "agresiva" y "enojada" es vista negativamente al contrario del hombre que es visto de forma positiva. 
No estoy a favor de la violencia y jamas lo estaré, tampoco estoy a favor de que las mujeres expresen su enojo agarrándose de los pelos unas con otras, pero el pleito que presencié en el antro tuvo el mismo resultado que el de la Universidad de Yale, de haber sido hombres hubiera sido cosa de todos los días.

martes, 17 de enero de 2012

Lo que NO se nombra no existe


Hace algunos meses tomé un taller sobre la “Incorporación de la perspectiva de género en las políticas públicas” y la tallerista que vino a impartirlo hizo especial hincapié en que todas y todos los participantes habláramos con lenguaje incluyente, es decir en masculino y femenino. Yo llevo ya unos años trabajando a favor de las mujeres que viven violencia y al principio me llamó mucho la atención que fuera tan importante para la expositora que adoptaremos esta nueva forma de hablar, digo “nueva” porque no estamos acostumbrados/as a hacerlo, generalmente hablamos en masculino y damos por hecho que así es lo correcto, que lo femenino viene incluido ya en el paquete, hablar así es mucho más tardado y que aparte así lo dicta la Real Academia de la Lengua Española. 
Bueno la explicación que ella me dio fue muy sencilla y la resumo con “lo que no se nombra NO existe”, esta frase resuena en mí cada minuto de mi día, cada vez que voy a abrir la boca o voy a escribir algo tengo muy presente que debo nombrarme y que debo nombrar a las de mi género. Si bien llevaba años sintiéndome parte del paquete cuando me nombraban en plural y en masculino, hoy por hoy no es así, hoy por hoy si no me nombran como mujer que soy, simple y sencillamente me están excluyendo, mujeres siéntanse excluidas.
Cuando he tocado este tema con alguna amiga o amigo en alguna reunión casi siempre obtengo la misma respuesta: “que es lo mismo”, “que para que tanto rollo”, “que exagerada”, “yo si me siento incluida”, “que complicado hablar así” etc, etc. Todos sus argumentos tienen algo de cierto, no dudo que se sientan incluidas a como yo en algún tiempo también me sentí, ¿Es mucho rollo?, pues sí es más complicado y tardado, ¿Es exagerar?, pues si me preguntan que es más importante: dar el mensaje de que la violencia contra la mujer es un crimen o hablar con lenguaje incluyente pues yo diría que la primera opción, pero sin embargo la realidad es que si todas y todos hoy empezamos a hacer el ejercicio de incluir a las mujeres en nuestro discurso, estamos haciendo visible al grupo femenino, es necesario para poder terminar con estereotipos sexistas que dañan fuertemente el avance hacia le equidad entre hombres y mujeres. Hay que empezar a nombrarnos. Es un punto de partida hacia una sociedad mucho más justa y de verdad que en cuanto empecemos a hacerlo y entender que es necesario para rescatar a las mujeres de la desigualada cotidiana en la que vivimos, empezaremos a ver la vida desde otra perspectiva, desde la perspectiva de género. La balanza está más pesada hacía un lado, no es ningún secreto que el mundo de lo masculino es más valorado y el lenguaje es una forma de empezar a cargar la balanza para llegar a un punto medio.
Un buen ejemplo de esto nos lo da el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, que da como primer significado de la palabra “hombre” el de “animal racional” y añade que “bajo esta acepción se comprende todo el género humano”, esto entonces destaca el protagonismo que por años han tenido los hombres y elimina a las mujeres de todos los ámbitos de la actividad humana.
En el uso del lenguaje debemos reconocer la igualdad en la diferencia, hombres y mujeres valemos lo mismo ante la ley, por lo que hombres y mujeres debemos ser nombradas en situaciones en las que son parte, el no hacerlo implica desaparecer o invisibilizar a unas para darle más valor a otros. En México hay un número ligeramente mayor de mujeres que de hombres, darles una voz y empezar a nombrarlas es lo justo. Para hacer un uso no discriminatorio del lenguaje es necesario tomar no sólo aspectos formales de la lengua, sino también los aspectos sociales y culturales. Otro ejemplo de esto se refleja en los hogares en los cuales la madre es la jefa de familia y sin embargo el término mas comúnmente utilizado en escuelas es jefe de familia cuando en algunos hogares la figura paterna o de un hombre a cargo de la casa simplemente es inexistente. Lo mismo pasa cuando hablamos de profesiones, hay algunas que por ser consideradas  “para mujeres” ya por sí solas están en femenino como: “secretarias”, “mecanógrafas”, “enfermeras”, pero cuando nos referimos a profesiones consideradas “masculinas” y, por tanto de más prestigio social y reconocimiento, ha habido y sigue habiendo resistencia para aceptar la correspondiente forma femenina: “médica”, “ingeniera”, “arquitecta”, etc, etc. 
El lenguaje nombra la diferencia, no la crea pero sí muchas veces ayuda a reproducirla. Por lo tanto, un uso consciente del mismo nos permite utilizarlo de manera inclusiva y no sexista. Hacer el esfuerzo y el ejercicio es, además, un desafío para enriquecer el lenguaje en general. Te invito a que digas una y otra vez “Lo que no se nombra, No existe".