Últimamente me han preguntado mucho que porque sólo escribo sobre la violencia contra las mujeres si los hombres también sufren violencia. Obviamente quienes me han preguntado esto son hombres, hombres que obviamente de una u otra manera se sienten violentados por esta situación. Yo trato de explicar que la estadística muestra que es mucho mayor la violencia hacia ellas, estamos hablando que según datos del INEGI uno de cada diez hombres ha sufrido algún tipo de violencia en comparación con seis de cada diez mujeres que han sufrido algún tipo de violencia. Aún así eso no quiere decir que ellos no la sufran y por lo tanto creo que es importante también darle el espacio que se merece pues es el mismo nombre de esta columna lo dice, PUNTO MEDIO.
En días pasados ya escribí sobre empoderamiento de las mujeres y de cómo el concepto puede confundirse con volverse violentas; es decir que en el caso de las mujeres, hace hincapié en la importancia de aumentar su poder y de tomar control sobre las decisiones y problemáticas que determinan su vida. Aquí el punto es que en ocasiones las mujeres toman a su ventaja y conveniencia la “liberación femenina” y se vuelven igual o más violentas que los hombres, utilizan este supuesto “empoderamiento” para ejercer una cierta ventaja sobre el hombre, es decir:
- Trabajan y ganan dinero pero no aportan nada al hogar, o sea que fomentan el estereotipo de género de que el hombre debe ser proveedor. El famoso: “lo mío es mío y lo tuyo nuestro”.
- Exigen de manera violenta que no quieren ocuparse de las labores domésticas.
- Si son amas de casa entonces deciden tener su casa patas para arriba pues “es parte de la liberación femenina”.
- Exigen igualdad pero quieren seguir siendo protegidas y mantenidas.
Entonces si es una realidad que más y más mujeres han salido a trabajar, ya sea por gusto o por necesidad y también es real que los hombres han tenido que involucrarse más en las tareas que antes eran catalogadas exclusivamente para mujeres como hacerse cargo de los hijos/as o participar en las labores del hogar. También es una realidad que habiendo leyes que protegen a las mujeres y habiendo campañas a favor de la denuncia, hoy por hoy hay más mujeres que se atreven a denunciar; ya el tema del acceso a la justicia y de lo bien o mal que funcionan estas leyes en México y en Tabasco es otra historia, aquí el punto es que ya no se callan tanto.
Ya dicho esto regreso al tema de las mujeres que ejercen violencia, buscando información al respecto me topé con cosas interesantes:
- El maltrato más común que sufren los hombres es psicológico y sutil, basado en la humillación y la manipulación y el económico, a través del engaño, el chantaje, el robo, el endeudarse para que pague el las cuentas, etc.
- Los hombres sienten que eso de la “liberación femenina” sólo les conviene a ellas y que es sólo una manera de violentarlos ya que aparte de ser ellos lo que trabajan ya las mujeres no quieren participar en nada pues para todo sacan que es violencia.
- A diferencia de la violencia contra las mujeres, la violencia contra el hombre no es tan prolongada ni extrema. A pesar de que en ocasiones la mujer puede ejercer algún tipo de violencia física, el hombre no siente peligro de daño físico ni temor por su propia seguridad. Tiene además, independencia social y económica, que lo hace pensar en que puede encontrar algún tipo de solución.
- Que los hombres que sufren violencia NO hablan de ello, NO denuncian, les da pena y piensan que nadie les va a creer.
Entonces los hombres claro que sufren violencia, y la violencia en cualquiera de sus manifestaciones no debe ser ni tolerada ni naturalizada. El punto es que como sociedad tenemos tan arraigados los estereotipos de género que tanto es malo para las mujeres porque no les permite una igualdad total a como también es malo para los hombres pues como han vivido en un estado de dominación no se toma en serio las quejas serias que hacen al respecto. Es un hecho que las mujeres han venido ganando terreno, es un hecho que las sociedades se van desarrollando y van cambiando, también es un hecho que la violencia contra las mujeres es un problema serio, de salud pública que debe ser atendido como tal, no debe ser minimizado porque hay mujeres que violentan a sus parejas. No podemos negar que la violencia contra los hombres existe, tampoco debe ser naturalizada sólo porque tenemos la idea de que ellos son más fuertes.
Los estereotipos de género en donde el hombre es siempre el fuerte, dominante, insensible, macho, etc, etc y que la mujer siempre es sumisa, dócil, callada, débil, etc, etc hacen que como sociedad callemos y naturalicemos actos de violencia. Obviamente no hay que negar que en términos estadísticos, de estudios y de análisis profundo la violencia contra las mujeres es un tema serio, las altas tasas de feminicidios, las denuncias de violencia por parte de sus parejas y la falta de igualdad hacen que se visualice más o que le pongamos más atención; mientras que la violencia contra los hombres si bien existe, la diferencia que pude encontrar es que ellos no sienten peligro por su integridad física, la violencia contra ellos no es tan extrema, en el peor de los casos no necesitan recurrir a un albergue que los apoye porque están en peligro de muerte. No quiere decir que no sea importante y no quiere decir que no se deba de atacar el problema, los hombres por razones sociales han aprendido a quedarse callados, que el “hablar de los problemas” son “cosas de mujeres”; la violencia nunca debe ser justificada y por mas insignificante que parezca seguramente no lo es, ser víctima de violencia tiene consecuencias graves en la salud física y mental. NO te quedes callado.