jueves, 14 de febrero de 2013

14 de febrero....Cuando naturalizamos la violencia


La violencia tiene más de un rostro evidente cuando hay gritos y golpes, pero que puede también ocultarse en las formas más sutiles: aquellas en las que hasta podría parecer fuera de lugar nuestra sensación de malestar. Contrario a lo que a veces pensamos, la violencia no implica sólo golpes o insultos, existen otras formas que son justamente las más peligrosas, ya que es mucho más difícil detectarlas en nuestras propias relaciones.    El noviazgo puede ser la antesala de la violencia doméstica, debido a que en esta etapa las y los jóvenes inician su experiencia en las relaciones de pareja aceptadas . En esta etapa es común que la violencia sea disfrazada de amor, lo que la hace prácticamente invisible: los signos del maltrato durante el noviazgo son desconocidos para gran parte de las y los jóvenes, quienes los confunden con muestras de afecto que, en realidad, ocultan conductas violentas.
Así el noviazgo puede convertirse en un caldo de cultivo para las actitudes violentas dirigidas, sobre todo, hacia las mujeres. Los Pellizcos, los celos, las llamadas incesantes, el chantaje emocional, insultos o incluso alguna bofetada son tolerados muchas veces por las adolescentes en nombre del “amor”. Muchas chicas no saben que sufren violencia en el noviazgo porque no cuentan con los instrumentos para identificarla, ya que generalmente se reconoce la violencia física o la sexual, pero no la psicológica o la económica. Es muy común que frases como: “no te vistas así’”, “no quiero que le hables a tus amigas”, “no te lleves con él porque quiero contigo”, “¿no crees que estás muy maquillada?, “demuéstrame tu amor”, se confundan como manifestaciones de amor, cuando en realidad se trata de mecanismos de control. Éstas y otras situaciones aparecen desde el inicio del noviazgo y conforme se desarrolla la relación, paulatinamente cobran mayor intensidad y frecuencia, reproduciendo círculos de la violencia y poder. Actualmente existen tantos mitos acerca del “amor”, tendemos a glorificar que entre más celoso, mas pendiente y más tiempo quiera estar al lado de su novia, entonces, más la quiere. Sí le pide que le hable siempre a la hora que llegue a su casa, si le manda mensajes constantemente y hablan a todas horas entonces socialmente es visto como un hombre enamorado y preocupado por su pareja, en lugar de ser visto como alguien que tiene conductas violentas y que lo único que quiere es tener control absoluto de la vida de su novia. Ojo papás y mamás porque ustedes juegan un rol importante en la formación de sus hijas e hijos, hay que fijarse en focos rojos que les están de alguna manera señalando que algo anda mal.
El patrón de abuso que sufren las mujeres adolescentes en una relación de pareja es similar al que sufre una mujer maltratada adulta. La violencia se presenta en un ciclo llamado “ciclo de violencia” en el cual la mujer se encuentra atrapada. Las diferentes formas de violencia se presentan en este ciclo, ya que el abuso emocional puede estar acompañado de violencia física o violencia sexual. Otra forma de violencia es la famosa “prueba de amor”, muchas veces las jóvenes no se sienten listas de empezar una relación sexual pero se sientan obligadas a hacerlo ya que si no piensan que su pareja las dejará por alguien que si lo haga.
En fin, puedo poner mil ejemplos pero quiero enfocarme a decir que la violencia “se refiere a toda acción u omisión que daña tanto física, emocional y sexualmente, con el fin de dominar y mantener el control sobre la otra persona. Para ello se pueden utilizar distintas estrategias que van desde el ataque a su autoestima, los insultos, el chantaje, la manipulación sutil, presiones para tener relaciones sexuales o los golpes”. Al principio algún comentario incómodo, un jaloneo o una bofetada puede parecer como parte del juego entre los dos, pero luego puede tomar dimensiones tan grandes que incluso se llega a la hospitalización o la muerte. Y ¿Como saber si estás viviendo violencia? Si te hace sentir mal, si te produce un malestar en el estómago como diciéndote que algo no está bien, si tienes miedo de como va a reaccionar, entonces  si vives violencia.  Y ya para terminar, no es que quiera echarles a perder el 14 de febrero, pero si les dejo unos datos que creo merecen atención y reflexión: En nuestro país el 76 por ciento de los/las mexicanos de entre 15 y 24 años con relaciones de pareja, han sufrido agresiones psicológicas, 15% han sido víctima de violencia física y 16 por ciento han vivido al menos una experiencia de ataque sexual. (Datos obtenidos de la encuesta realizada por el Instituto Mexicano de la Juventud). Para ser mas clara en México 1 de cada 3 mujeres sufre o sufrirá algún tipo de violencia en su vida y el 70 por ciento la vivirá a manos de su pareja. 


miércoles, 6 de febrero de 2013

El Acceso a la Justicia De las Mujeres




No es ningún secreto que el acceso a la justicia de las mujeres y en especial las que viven violencia es un camino largo, cansado y poco agradable. Las mujeres que por fin deciden poner una demanda en contra de su agresor muchas veces terminan otorgando el perdón o desistiendo, la sociedad por supuesto las juzga por no haber seguido hasta las últimas consecuencias, las tacha de débiles, de “proteger” a su agresor, dicen cosas como: “¿Quién las entiende?”, “seguro le gusta que le peguen”, “es una masoquista”, etc etc. Poco nos ponemos a pensar realmente lo difícil que es para las mujeres violentadas llevar su proceso hasta las últimas consecuencias, poco nos ponemos a pensar que las mujeres que deciden denunciar son cuestionadas, son re victimizadas, su vida privada es cuestionada pero sobre todo son violentadas por las mismas instituciones que se supone están ahí para protegerlas. Sí, mucho criticamos a las mujeres por no hacen nada por remediar la violencia que viven pero, ¿Realmente es su culpa?, ¿Realmente no quieren salir de una vida donde están en peligro de muerte?, o mas bien no encuentran el apoyo que necesitan para poder hacerlo.

El derecho de las mujeres a vivir libres de violencia y discriminación ha sido consagrado como un desafío prioritario en los sistemas de protección de los derechos humanos a nivel regional e internacional. La promulgación de instrumentos internacionales que protegen el derecho de las mujeres a vivir libres de violencia, refleja el consenso y el reconocimiento por parte de los Estados del trato discriminatorio que éstas tradicionalmente han recibido en sus respectivas sociedades, lo que ha dado como resultado que sean víctimas y estén expuestas a diferentes formas de violencia, que incluyen la violencia sexual, psicológica y física y el abuso de sus cuerpos. 

Como primer órgano internacional está la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer (CEDAW por sus siglas en inglés) ratificada en México en 2002 y de ahí la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer ("Convención de Belém do Pará") el cual es el instrumento más ratificado del sistema interamericano. Todo esto refleja el compromiso asumido por los Estados de adoptar medidas que aseguren la prevención, investigación, sanción y reparación de estos actos, refleja el consenso regional de que la violencia contra las mujeres constituye un problema público y prevalente, meritorio de acciones estatales para lograr su prevención, investigación, sanción y reparación. 

Según un estudio de ONUmujeres: “En todo el mundo, la cadena de justicia se caracteriza por los altos niveles de abandono de casos antes de que estos lleguen al tribunal; del resto, muy pocos resultan en una condena. El abandono es un problema particular en los casos de violación. Sólo el 17% de las denuncias de violación llegaron al tribunal y sólo
4% terminaron en una condena por violación. Cerca de la mitad de los casos fueron
abandonados en la etapa de investigación policial, por lo general debido a que el autor
no fue encontrado. Más de tres cuartas partes de las declaraciones de las víctimas
carecían de la descripción del autor. En más de la mitad de los casos, la orden de
detención del sospechoso tuvo que emitirse dos o más veces antes de que el oficial de
policía encargado de la investigación cumpliera con ella. Uno de cada cinco casos que pasaron a la etapa de procesamiento fue abandonado. Dos tercios de los casos llegaron al tribunal, pero la mayoría fueron desechados por el tribunal antes de llegar a juicio.
De estos casos, 63% fueron retirados por la víctima o la víctima no pudo ser encontrada. En 14% de los casos, la evidencia se perdió o no se obtuvo. Alrededor del 17% de los casos denunciados llegaron al tribunal. Los casos en los que se documentaron las heridas tenían más probabilidades de proceder a juicio y resultar en una condena. El 4% de los
casos denunciados resultaron en una condena por violación, mientras que otro 2% fueron condenados por otros delitos. Del 41% de las condenas susceptibles de merecer cadena perpetua, sólo el 4% (tres personas en total) recibieron esta sentencia”.


Y bueno todas estas convenciones internacionales se oyen muy bien pero el problema radica precisamente en la poca voluntad que existe por prevenir, atender, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres. Pueden existir mil leyes que protejan a las mujeres pero si no hay quien las aplique es como si no existieran. 

En Tabasco de acuerdo con la Procuraduría de Justicia del Estado (2009), del total de querellas por violencia familiar que se registran en el año 2010, -2 mil 300-  en el  80% de los casos las mujeres otorgan el perdón.

Nos encontramos ante un problema de derechos humanos de las mujeres y lo volveré a decir, es necesaria la aplicación de métodos que sensibilicen a la población, el primer paso para esto es entender que la violencia contra las mujeres es un problema grave, de salud pública, social, económico y hasta político que tiene consecuencias graves tanto en la víctima como también en el agresor. No serán suficientes las reformas y los cambios legales, que aunque "mejoren" las condiciones de las mujeres, si no se hace un trabajo de fondo que ataque de raíz el problema.