jueves, 23 de febrero de 2012

¿Feminista o Terrorista?


Ir por la vida anunciando que soy feminista no ha sido fácil, he observado que la mayoría de las veces que alguien me pregunta “¿A poco eres feminista?” lo hace levantando la ceja y con una expresión de sorpresa en el rostro, naturalmente mi respuesta es “Sí, si soy” y con esto  la expresión de sorpresa pasa a desaprobación con una mueca y el sonido “hhmmmm” o una risa nerviosa como diciendo “oooops seguro está loca”  y pocas veces alguien me dice “bien por ti, que bueno”. No voy a negar que hasta hace pocos años a mi también me aterraba la palabra “feminista”, pensaba que feminista era sinónimo de mujeres amargadas que lo único que buscaban era acabar con los hombres, que nada les gustaba, que sólo peleaban por pelear y que nunca estaban contentas. Como también era de las mujeres a quienes les gustaba la caballerosidad con ideas muy claras sobre el “deber ser” de los hombres y las mujeres, pues más se me hacían las feministas algo terrorífico. 
Afortunadamente las personas vamos creciendo, madurando y cambiando; la vida nos coloca en situaciones y lugares que hacen que algo que pensamos en algún momento ser absoluto, hoy en día lo podemos mirar desde otra perspectiva ya teniendo la suficiente información a la mano como para hacernos de nuestro propio criterio, y eso fue lo que me pasó a mí. Entre más me iba yo interesando en el tema de violencia y perspectiva de género, más iba yo estudiando lo que verdaderamente es el feminismo y curiosamente más cómoda con mi feminidad estaba.

Nunca me había considerado como muy femenina, de niña lo que más quería era ser niño, me vestía como niño y tenía dos mejores amigos  (Marcos y Juan Pablo) con los que iba a jugar a su casa o ellos a la mía por lo menos 3 veces por semana, traía el pelo corto, nunca quise usar vestidos ni faldas y así pasé gran parte de mi infancia. Ya en la adolescencia fui cambiando y aunque ya hacía yo más cosas consideradas socialmente “de mujeres” siempre conservé un lado masculino muy desarrollado el cuál yo consideraba era parte de mi “voluntad” para hacer las cosas, para mí el mundo masculino era el que tenía más peso. ¿Cuál fue mi sorpresa? Descubrir que entre más conocía de lo que se trataba el feminismo, entre “más” feminista me volvía, más femenina me sentía y obviamente más iba entendiendo lo que significa ser mujer y los obstáculos a los que nos enfrentamos día con día, siendo uno de ellos declararme como feminista. 
No hay que tenerle miedo, ahí te va un poco de historia:
El Feminismo es una ideología y un conjunto de movimientos políticos, culturales y económicos que tienen como objetivo la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. La historia del feminismo puede clasificarse en tres olas: la primer ola aparecería a finales del siglo XIX y principios del XX y se centró mayormente en la obtención de igualdad frente al hombre en términos de derecho de propiedad e igual capacidad de obrar, así como la demanda de igualdad de derechos dentro del matrimonio y en el logro del derecho al sufragio femenino; la segunda ola, aparece en los años 60 y 70 y se centra en la liberación de la mujer, en la desigualdad no-oficial (de facto), la sexualidad, la familia, el lugar de trabajo y quizá de forma más controvertida, los derechos en la reproducción; por último, la tercer ola que comienza en los años 90 y se extiende hasta la actualidad y constituye una continuación y una reacción a las fallas que se perciben en el feminismo de la segunda ola como la toma de conciencia de que no existe un único modelo de mujer, por el contrario, existen múltiples modelos de mujer, determinados por cuestiones sociales, étnicas, de nacionalidad o religión. El re planteamiento del feminismo de la tercera ola se manifiesta por ejemplo en que algunas feministas de esta corriente tienen una percepción positiva de la sexualidad femenina y han replanteado las posturas ante el trabajo sexual o la pornografía de la segunda ola del feminismo.
Con este pequeño resumen entonces, ¿Por qué le tenemos tanto miedo a las feministas?, ¿Por qué en especial las mujeres le huimos a declararnos feministas?, el feminismo simple y sencillamente busca la igualdad entre mujeres y hombres; y con igualdad quiero decir el PUNTO MEDIO de la balanza. En ningún momento el feminismo ha atentado contra la integridad del hombre, al contrario, busca armonizar a la sociedad aterrizando en lo que es justo para todas y todos. 
Entendamos que no es una visión radical de ver la vida, ni tampoco es una moda o algo que se pueda dejar en la oficina y no traer a la casa,  es un movimiento que día a día se está dando y está en constante evolución. El trabajo a favor de la equidad de las mujeres   es una lucha constante y no tiene fecha de caducidad; y por eso cuando alguien me dice: “hay ya! haz tu feminismo a un lado”, o “¿ya vas a empezar con tus feminismos?” mi respuesta siempre será “imposible dejar a un lado mis feminismos”, pero ni siquiera debería tener que defenderme, ni que fuera yo terrorista.


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martes, 21 de febrero de 2012

Doble_Check



Me encontré este video en la página de animal político y me pareció importante compartirlo porque da una mirada cómica de lo que pasa cuando cuando hay un control excesivo a través de redes sociales y chats.

jueves, 16 de febrero de 2012

¿Estás viviendo violencia en tu noviazgo?


La violencia tiene más de un rostro evidente cuando hay gritos y golpes, pero que puede también ocultarse en las formas más sutiles: aquellas en las que hasta podría parecer fuera de lugar nuestra sensación de malestar. Contrario a lo que a veces pensamos, la violencia no implica sólo golpes o insultos, existen otras formas que son justamente las más peligrosas, ya que es mucho más difícil detectarlas en nuestras propias relaciones.    El noviazgo puede ser la antesala de la violencia doméstica, debido a que en esta etapa las y los jóvenes inician su experiencia en las relaciones de pareja aceptadas . En esta etapa es común que la violencia sea disfrazada de amor, lo que la hace prácticamente invisible: los signos del maltrato durante el noviazgo son desconocidos para gran parte de las y los jóvenes, quienes los confunden con muestras de afecto que, en realidad, ocultan conductas violentas.
Así el noviazgo puede convertirse en un caldo de cultivo para las actitudes violentas dirigidas, sobre todo, hacia las mujeres. Los Pellizcos, los celos, las llamadas incesantes, el chantaje emocional, insultos o incluso alguna bofetada son tolerados muchas veces por las adolescentes en nombre del “amor”. Muchas chicas no saben que sufren violencia en el noviazgo porque no cuentan con los instrumentos para identificarla, ya que generalmente se reconoce la violencia física o la sexual, pero no la psicológica o la económica. Es muy común que frases como: “no te vistas así’”, “no quiero que le hables a tus amigas”, “no te lleves con él porque quiero contigo”, “¿no crees que estás muy maquillada?, “demuéstrame tu amor”, se confundan como manifestaciones de amor, cuando en realidad se trata de mecanismos de control. Éstas y otras situaciones aparecen desde el inicio del noviazgo y conforme se desarrolla la relación, paulatinamente cobran mayor intensidad y frecuencia, reproduciendo círculos de la violencia y poder. Actualmente existen tantos mitos acerca del “amor” y de como actúa supuestamente un “hombre enamorado” que precisamente tendemos a glorificar que entre más celoso, mas pendiente y más tiempo quiera estar al lado de su novia, entonces, más la quiere. Sí le pide que le hable siempre a la hora que llegue a su casa, si le manda mensajes constantemente y hablan a todas horas entonces socialmente es visto como un hombre enamorado y preocupado por su pareja, en lugar de ser visto como alguien que tiene conductas violentas y que lo único que quiere es tener control absoluto de la vida de su novia.
El patrón de abuso que sufren las mujeres adolescentes en una relación de pareja es similar al que sufre una mujer maltratada adulta. La violencia se presenta en un ciclo llamado “ciclo de violencia” en el cual la mujer se encuentra atrapada. Las diferentes formas de violencia se presentan en este ciclo, ya que el abuso emocional puede estar acompañado de violencia física o violencia sexual. Otra forma de violencia es la famosa “prueba de amor”, muchas veces las jóvenes no se sienten listas de empezar una relación sexual pero se sientan obligadas a hacerlo ya que si no piensan que su pareja las dejará por alguien que si lo haga.
Para este 14 de febrero el Instituto Nacional de Las Mujeres (INMUJERES) publicó un test para detectar un tipo de violencia psicológica que se ejerce a través de las redes sociales, si respondes SI a alguna de las preguntas del test, entonces estás viviendo violencia:



miércoles, 8 de febrero de 2012

¿Por qué no lo dejas?


El tema de la violencia contra las mujeres es un tema que nos debe preocupar y ocupar a todas y a todos, con esto no solamente me refiero a que nos limitemos a saber que esto es un delito, que NO es algo natural en las parejas y que causa daños psicológicos permanentes para quienes son violentadas. La violencia contra las mujeres se naturaliza   y en ocasiones se acepta por los mitos que la rodean, un mito es una idea o creencia falsa que ha sido difundida como si fuera cierta. Nuestra sociedad predominantemente machista está llena de mitos y creencias falsas en torno a las mujeres y el porque son violentadas. Yo como buena observadora he puesto mucha atención en captar estos mitos que la gente comenta con mucha naturalidad en lo cotidiano, en el día a día, ya sea  con amigos o amigas en alguna reunión, con algún conocido/a, con mis compañeros/as o con mi familia nunca falta el o la que haga algún comentario basado estrictamente en una creencia falsa tal como: “es que a las mujeres les gusta que les peguen”, “es que si no le pega, entonces piensa que ya no la quiere”, “es que ella también lo provoca”, “bueno sólo le pega cuando está tomado, sobrio es un tipazo”, “es que ella se lo buscó”, “la violaron porque no tenía nada que estar haciendo a esa hora sola y vestida así” ¿les suena familiar? Estos son algunos de los mitos que de alguna u otra manera hacen que minimicemos la violencia contra las mujeres, que lo veamos como una co responsabilidad y que en lugar de ver a la mujer como una víctima le echamos la culpa pensando “es que ella también lo provoca”. Primero que nada a las mujeres violentadas por supuesto que NO les gusta que les peguen, ¿A quién le va a gustar que le peguen?, estas mujeres viven con miedo todos los días, viven con alguien que potencialmente las puede matar y por esto van adaptándose al ambiente, el ser humano tiene una gran capacidad de adaptación para enfrentar las situaciones de adversidad.  Y segundo las mujeres NO son responsables de la violencia que viven, el único responsable es el agresor, las mujeres podrán hacer al pie de la letra todo lo que su agresor les pide, pensarán que si ceden un poco más y le echan un poco más de ganas él va a cambiar, la realidad es que hagan lo que hagan la violencia seguirá existiendo, a lo mejor con diferentes manifestaciones, pero seguirá. Entonces a raíz de querer estar dando una  explicación del porque “mi amiga “Juanita” a quién quiero mucho pero que en realidad NO puedo entender como puede seguir con ese marido que la trata tan mal” o “la conocida que todo mundo domina que vive violencia pero que lo sabe esconder muy bien”, caemos en pensar que finalmente la responsable es la mujer que no QUIERE salir de esta relación y la cuestionamos una y otra vez “es que NO entiendo como te puedes dejar”, “NO tienes necesidad de aguantar eso”, “Ya déjalo” etc, etc. Este tipo de discursos en lugar de ayudar empeoran la situación pues está cargado de responsabilizar a la mujer por “dejarse” y quienes hemos conocido de cerca casos de violencia o quienes lo han vivido, sabemos que salir de una situación así no es tarea fácil, cuesta mucho trabajo. En promedio una mujer que vive violencia por parte de su pareja tarda 10 años en poder salir de esa relación, y bueno, si existen tantos mitos alrededor de la violencia entonces ¿Por qué siguen ahí? ¿Por qué NO lo dejan?.

Para explicar esto se utiliza algo llamado “Ciclo de Violencia” , este ciclo consiste de tres etapas: 1. Acumulación de tensión; 2. Evento violento; 3. Luna de Miel.

Siempre que hay una situación de violencia va a haber una acumulación de tensión, y esto es varios factores externos e internos que de cierta manera desencadenan el evento violento, son una serie de situaciones como podría ser estar bajo los efectos de alcohol o drogas, problemas económicos, problemas en el trabajo o inclusive que no esté la comida a tiempo, que no le guste como está vestida, que no le guste como le contesta, etc, etc. Después de esto viene la segunda etapa que es el evento violento, que puede manifestarse de diferentes maneras ya sea física (algún golpe), psicológica (insultos, hostigamiento) o sexual (violación, acoso). Después de esto viene una etapa de distanciamiento en la cual la víctima se siente sola, con miedo, muy confundida, desesperanzada, y sobre todo se siente culpable. Justamente en este distanciamiento es cuando piden ayuda o lo intentan, van con algún psicólogo/a, se salen de la casa, le cuentan a algún familiar o amigo/a, buscan a algún abogado/a o acuden al MP a poner una denuncia por maltrato. Como acaba de vivir el evento violento, es durante esta etapa en la que las mujeres agarran el poco valor que les queda y se empiezan a mover para dejar esa vida atrás, pero también es la etapa en la cual el agresor intenta recuperar a su pareja haciendo mil promesas, llenándola de regalos, hincándose, llorando y jurando que JAMAS lo vuelve a hacer, declamando amor eterno, diciendo que sin ella no puede vivir y lo más importante: “que lo que pasa es que ella lo provocó”. De por sí las mujeres ya se sienten responsables de estar viviendo violencia, ¿Como no? Si cada vez que su pareja las violenta no falta alguien que les diga: “¿pero tu que hiciste para que te pegara?”, va con el/la MP y le dicen que “son problemas de pareja y que mejor lo perdone”, su familia y amigas/os de tantas veces que les ha hecho pasar por lo mismo ya le dicen que “es que seguro te gusta que te peguen”. Después de escuchar todos esto s mitos las mujeres perdonan, aceptan a su pareja y creen que esta vez “será diferente”, las falsas ideas que rodean a la violencia hacen pensar que así será, hacen pensar que ellas también son responsables y que a lo mejor lo provocan. La última etapa es la luna de miel, esta etapa como su nombre lo dice todo es “maravilloso”, aparentemente ya todo cambió y las cosas van mejorando. Desafortunadamente como esto es un ciclo, indudablemente volverán a existir acumulación de tensiones que volverán a provocar un evento violento, un distanciamiento, un perdón y una luna de miel.
La próxima vez que tengas la oportunidad de hablar de algo relacionado con el tema piensa dos veces lo que vas a decir, no sigas fomentando mitos y falsas creencias sobre la violencia, nunca sabes quién te está escuchando y puede hacer la diferencia en su vida. La información adecuada es poder.

miércoles, 1 de febrero de 2012

"Pobre hombre"


La semana pasada di un taller a maestros/as sobre “Detección y Canalización de Violencia Familiar y de Género” y como siempre en este tipo de talleres saltó un tema en el que ocupamos por lo menos cuarenta y cinco minutos discutiendo. Resulta que estábamos repasando los principales tipos de violencia que existen: física, psicológica, sexual y económica y de como es que la violencia se da en un ciclo que llamamos “Ciclo de la Violencia”. Siempre es común que yo resalte el hecho de que en general y casi siempre la violencia se da del hombre hacia la mujer, pero es más común que alguien en el grupo salga a la defensa de los hombres con algo como: “pero psicóloga, también los hombres sufren violencia”. Esta vez no fue la excepción, no solamente participó el compañero diciendo que las mujeres igual eran violentas si no que platicó el caso de un conocido de él que era violentado por su “mujer”, y no acaba ahí, que aparte de que lo violentaba física y psicológicamente le era infiel y todo mundo lo sabía. 
Como se podrán imaginar este comentario desató polémica, las y los compañeros querían saber más, “¿Como le era infiel?”, “¿El lo sabía?”, “¿Por qué seguía con ella?”, “¿Como era posible?”, “¿Como le pegaba ella a el?” y “que hombre tan mas pendejo” dijeron. Bueno después de aclarar todas sus dudas y yo tratar de seguir con el tema de la violencia contra las mujeres, las y los asistentes no dejaban de regresar a la triste historia de este “pobre hombre”, seguían haciendo preguntas, “¿como era posible que esta mujer le hiciera eso a su pareja?” y después de cuarenta y cinco minutos de analizar la relación de este hombre y esta mujer me exigían respuesta, “Psicóloga explíquenos, ¿entonces las mujeres también son violentas no?”. Al observar como el grupo se interesaba tanto por saber y buscarle una explicación a esta historia les hice ver que precisamente lo que estaba pasando en ese momento era que “sin querer queriendo” estaban minimizando la violencia contra las mujeres al preocuparse más por el amigo del compañero. Es muy simple, a lo largo de la mañana di más de tres ejemplos reales de casos de mujeres que viven o vivieron violencia por parte de su pareja, ninguno de los casos fueron motivo de tal polémica y discusión, ¿Por qué? Por qué tenemos una tendencia social a escuchar sobre mujeres que viven violencia y si bien no lo tomamos como algo “normal”, tampoco nos escandaliza tanto, como que seguimos sin lograr ver y entender que las mujeres que viven violencia en realidad viven un infierno. Pero un hombre que supuestamente es violentado por su esposa y que aparte de todo ella sea infiel es motivo para escandalizarnos, y no sólo eso, nos sentimos mal por el tipo, “pobre hombre”, ahhh y a ella la satanizamos “que mujer tan cabrona”. 
Yo en realidad no sé ni tengo explicación alguna de porque esta mujer “violente” a su esposo, no conozco la relación y no conozco su historia. Lo que sí sé es que estadísticamente el 98% de los casos de violencia son del hombre hacia la mujer, que en México una de cada tres mujeres vivió, vive o vivirá violencia por parte de su pareja alguna vez en la vida y seis de cada diez mujeres sufrieron, sufren o sufrirán algún tipo de violencia sexual. Estamos hablando de un número altísimo de casos de violencia y es hora de que nos demos cuenta que seguimos minimizando consciente o inconscientemente un problema de salud pública grave y un problema que pone en riesgo la vida de las mujeres.
No dudo que este hombre maltratado sufra, tampoco dudo que la mujer que lo violenta efectivamente no sea la mejor de las personas, menos estoy a favor de la violencia con cualquiera que la ejerza, pero el punto es que a final de cuentas se le sigue dando más importancia al hombre, a lo masculino. Ví una preocupación real en ese salón por este hombre, y no digo que quienes estaban ahí “odiaran” a las mujeres si no que simplemente nuestra cultura, nuestra historia nos ha enseñado a ver a la mujer como el ser débil, sumisa, callada, sensible, madre, etc, etc. 
Culturalmente se nos hace de cierta manera “normal” que una mujer viva violencia, casi casi que es el pan de cada día, las estadísticas lo indican, hay días especiales dedicados a este tema pero eso no quiere decir que sea normal, no quiere decir que así es la vida, la violencia contra las mujeres jamas y bajo ninguna circunstancia debe ser tolerada ni aceptada y sin embargo lo es. En la medida que sigamos pensando que es más grueso que un hombre sea violentado y que ese tema merece más explicación a detalle que una mujer que vive maltrato estamos contribuyendo a que el problema se naturalice, “sin querer queriendo” no nos damos cuenta de lo “normal” que vemos.